sábado, 21 de mayo de 2011

“Una cosa trae la otra” ( Liliana Chavez )

Del dulce de leche al teatro (fragmento)
Cuando era niña, en mi familia, como en otras tantas de aquella época, cuando el padre cobraba el sueldo era algo así como un día de fiesta. Al menos lo era para nosotros en la inocencia de no saber que a lo mejor el dinero no les alcanzaba para todos los gastos y que cobrar, para ellos, era más un dolor de cabeza que otra cosa. Al margen de eso, nada se comparaba con ir a Casa Cortizo con mi madre (hoy todavía está el negocio en Deán Funes) y dejar la lista con “el pedido”, que no era otra cosa que las provisiones para el mes que ella estiraría a más no poder. Por la tarde, llegaba la chata trayendo la mercadería y los ojos se iluminaban con sólo poner ayudar a colocar todo sobre la mesa: piezas enteras de queso, mortadela, salame, los recordados cajoncitos con dulce de batata o membrillo que después empezaron a venir en latas, la manteca suelta que se compraba de a kilo, las mermeladas, la miel que no faltaba. Ese dulce de leche en una caja redonda de cartón, delicioso, incomparable y esperen...denme un recreo, necesito pensar en eso un minuto e imaginarme raspando la cuchara contra las paredes laterales de la caja, tratando de quedarme con el último dulzor. 
Y ustedes dirán, y a qué viene este tema y bueno, para mí la cosa está ubicada en un punto sustancial: “lo que se enseña y lo que aprende un niño en sus años de infancia, difícilmente pueda olvidarlo” Así como le sucederá con los valores, y con los hábitos, en lo que últimamente hago tanto hincapié.

1 comentario:

  1. Publicado en Boletín Literario Basta ya! el año pasado. Gracias y Saludos.
    eduardoplanas2001@hotmail.com
    www.boletinliterariobastaya.blogspot.com

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