miércoles, 9 de mayo de 2012


Buscamos,
poco se encuentra entre tanto
asesino de mierda controlando el poder,
y si hay un instante de paz acompañado de una sonrisa
o un plato de comida
llega el ejército del mundo a escupirnos su sangre
en la puerta de nuestra habitación.
Y recomenzamos la búsqueda con el día cansado
sujetos al semáforo como niños
descifrando los colores de nuestra soledad,
y otra vez nuestros cuerpos arrastrándose
por los idénticos edificios o las hogueras de turno.

Vivimos todo tan de cerca
que el premeditado azar de hoy
nos pierde en una nube de hospitales
donde ocupamos todos los cuartos.

Algo hay que hacer.

Puede que esa búsqueda necesite
pájaros feroces sin corromper,
insomnios que resuciten el don de la ternura.

Después de tu último entierro de shopping vení corriendo
entrá sin foto,
feliz pero serio
las venas y los vidrios están sucios
pero hay secretos ocultos como frutas,
y es de madruga.

Por: Diego Vallarino

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