miércoles, 9 de mayo de 2012



LOS NORMALES

Ayer descubrí en un libro de historia

Que una vez, hubo un señor alemán de bigote recto

que nos quiso eliminar de la faz de la tierra

¿Por qué tanta maldad? ¿Qué hicimos?

Te veo. Corres de un lado para otro.

Corres y sin saber para donde vas

¿Qué buscas, Tú, un humano como yo?

Piensas que vivo en otro planeta.

Y si. Vivo en un planeta lleno de colores, canciones y risas.

Es mi planeta frágil, el que cuido celosamente porque

si tú los descubrieras, querrías ser como yo.

Mis piernas son dos ruedas cromadas.

Tú tienes huesos cubiertos de músculos.

¿Para que? ¿Si solo caminas de tu casa a la oficina?

Yo con mi imaginación, puedo correr por la playa, escalara montañas

y convertirme en el mejor de los trotamundos.

No oigo. Mejor.

Hay demasiado palabras de odio en el mundo que es mejor no escuchar.

Sigo disfrutando de la melodía del silencio, ése silencio

que muchos buscan durante toda su vida y jamás lo logran encontrar.

No puedo hablar. Mejor.

Si lo hiciera, me atolondraría y se me escaparía a través de un grito,

la fórmula para la eterna felicidad.

No veo. Mejor.

Puedo con mi olfato, impregnarme del perfume de las flores

y de la hierba cuando se levanta el rocío matinal.

Adoro la naturaleza. Esa naturaleza que tú destruyes

porque no le ves sus colores ni sus matices mágicos

Dices que te estresa la rutina,

que la vida es una lucha porque la economía no te favorece.

No te preocupes amigo. Yo lucho todos los días

resistiendo en mi frágil vida, incluso los fin de semanas largos

y en las vacaciones, cuando tú descansas.

Tú dices que tengo capacidades diferentes.

Sí, tengo la capacidad diferente de amar sin rencor, de perdonar,

de compartir y sonreír sin tener un motivo alguno.

Tú dices que eres normal.

¿Qué es ser normal? ¿Quiénes son los normales?

Yo lo se. Los normales son los que matan,

son los que fomentan el odio y la soberbia.

Son los que envidian y los que discriminan.

Los normales… son los que hacen las guerras.

Eso son los normales.

Marcos R. Muñoz

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